Llega un momento en la vida
en que hablamos más de lo que debemos,
dejando de lado toda razón lógica o toda probabilidad o posibilidad.
Nos aferramos a palabras
que no sabremos si las cumpliremos.
Cuando el momento de la verdad llega,
no cumplimos lo que dijimos
o
cumplimos lo que juramos no hacer,
traicionamos nuestras palabras y principios.
Decimos esto, decimos lo otro,
juramos esto juramos lo otro,
sabiendo que las probabilidades de cumplirlo son reducidas
en muchos casos.
Me sorprendo a mi mismo
y me sorprendo de la gente,
algo que de palabra esta claro pero de voluntad no hablamos.
Nos avergonzamos a nosotros mismos
o no,
porque hay gente que no se arrepiente de nada lo que dice
y si no lo cumple no le importa,
pasa totalmente de la gente que estuvo presente cuando formuló las palabras.
Yo mismo me arrepiento de cosas que dije que no cumplí
o
que hice cuando dije que no lo haría.
El problema es cuando has sufrido tanto,
que alguien haga lo mismo que tú cuando había dicho lo mismo
o
por haberse molestado mucho por lo que has hecho.
Es un dolor y un problema que no sale de tú cabeza,
en el que estoy pensando en el momento de escribir
esta entrada para inspirarme.
He traicionado mis palabras otra vez,
y no se si esta nota bastará
para hacerme recordar
que las palabras
significan algo más...
Por: Kevin Esteban López
11/Ene/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario